Esto lo escribí hace unos meses y no había tenido el valor de publicarlo, pero ya pues que más da. Ahí lo pongo para que se rían al igual que yo leyéndolo.
Por muchos días me he quedado con la incertidumbre del por qué de tus acciones, de por qué eres tan frío y tan cruel, pero llegué a la conclusión que eso es lo que eres, reflejas con tus actos lo que llevas por dentro y creo que si no lo sabías con este escrito lo aprenderás. Serán mis últimas palabras y aunque tal vez nunca leas esto sacaré todo aquello que desde que te conocí debí haberte dicho. Dirán y por qué gastas tiempo escribiéndole si nunca lo amaste y ahora puedes ser feliz con quien realmente quieres en tu vida. Bueno pues si, tienen razón, no se qué hago, pero cuando se tienen cosas por decir es mejor sacarlas que quedarse con ellas dentro y quiero hacerte saber lo basura que eres y siempre fuiste para mi. Para no quedarme con la culpa, para ser libre de mi y para ser libre de ti te diré lo que pienso:
¿Qué ganas con fingir amor? Dentro de ti más que nadie sabes lo infeliz que eres. Estás tan vacío y podrido que tienes la necesidad de repartir tu hedor por donde sea que cruces hasta lograr infectar a otros con tu desdicha. Quién haya sido el culpable de haber creado el monstruo que eres merece más que el infierno, si acaso hay algún culpable. Pudiste ser la unión de dos almas perdidas que no tuvieron el don de criar me manera normal a su hijo. Creo que está de más decirte que normal no eres, te falta bastante para llegar a serlo. Eres frío, vacío, sin emociones ni sentimientos y cualquiera que te conozca podrá notarlo en tu mirada si ha de ser observador u observadora. Estás muy perdido en la vida, oculto debajo de los pantalones de tu padre porque sabes bien que nunca podrás llegar a su talla.
Que tristeza saber que Dios le da la dicha de ser padre a quien no se lo merece. Debí saber desde el primer día que no eras un hombre de fiar. ¿Quién dura meses sin visitar a su hija? ¿A quién se le olvida comprarle un regalo en navidad a su niño más amado? Que triste que tenga ella que llamarte padre, lo sabes, dentro de ti no eres más que un adorno en su vida pues padre no es quien da dinero sino quien te ayuda a crecer y está ahí para verlo.
Al llamarte sucio, que es lo que eres, pudiera ofenderme pues estuve contigo, pero, soy fiel inocente pues nunca supe de tus travesuras y andanzas mientras estuve entre tus brazos. Gracias a Dios tengo un consuelo y es que tu horrible cara, tu boca de pato y tu cuerpo ballena no llama la atención y no es para nada atractivo. Lo único hermoso que tienes son tus ojos, gracias a Dios que siempre te lo dije. Perdón por no decirte que si eras feo cuando me lo preguntabas, estaba ilusionada y no quería herirte.
No tengo nada que agradecerte, más que el sufrimiento que me causaste. Pues gracias a todo eso hoy soy más hija de p*ta que tú. Créeme que me costó trabajo, pero lograste en cinco meses lo que en años nadie había logrado: romperme. Ya estoy rota y nadie logrará devolverme lo que perdí, pero estoy segura de que a mi me servirá de lección y tú, sin embargo, seguirás siendo el mismo miserable que has sido toda tu vida. Solo yo se lo que sufrí y solo los dos sabemos todo lo que me hiciste y te tendrás que ir a la tumba con todo eso.
Lástima no tengo nada que agradecerte en estas últimas palabras, solo espero que descanses en paz cuando te toque, pues es lo único que puedo desearte. Ah y claro, espero que hayas encontrado en todas esas mujeres lo que no encontraste aquí. Ojalá nunca nadie te haga lo que me hiciste, ojalá nunca sufras como yo sufrí, y sufrí porque me hiciste ver cruelmente una realidad que nunca quise aceptar mientras estuvimos juntos: nunca te amé.